Ayer estuviste entre mis sueños mujer preciosa, después de atravesar el límite de lo imaginario y de caminar ciegamente frente a lo contrario, vi que al igual que una mariposa eres hermosa.
Con una voz cálida y enternecedora, hiciste de un instante mísero de mi vida la página más importante y acogedora, un sueño que cualquier caballero cuida.
Sarahí, aún puedo percibir tu fragancia delicada estuviste aquí al anochecer y te has ido, pero la esencia aún sigue viva y me atormenta.
Mi ilusión de estar contigo está condenada no soy feliz, pues de ti aún no he vivido una alegría o una dolencia. |
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