¡Niña!, si yo fuera rey daría mi reino, mi trono, mi cetro y mi pueblo arrodillado, mi corona de oro, mis piscinas de pórfido, y mis flotas, para las que no bastaría el mar, por una mirada tuya.
Si yo fuera Dios, la tierra y las olas, los ángeles, los demonios sujetos a mi ley. Y el profundo caos de profunda entraña, la eternidad, el espacio, los cielos, los mundos ¡daría por un beso tuyo!
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